“La televisión parece gozarse hocicando y rebozándose en los más bajos fangales de la estupidez y la indignidad. Pero si esto ocurría con una televisión única y pública, la cosa se ha multiplicado por cinco con la aparición de otras tantas cadenas compitiendo en la fascinación de la mierda, en la coprofilia, ...”
“Ahora que los anuncios han pasado de la cuña intercalada a formar el contenido mismo del programa, de suerte que la televisión ha sido totalmente fagocitada por la publicidad, ¿el derecho a la impunidad del interés de los empresarios anunciantes va a imponer el silencio a culaquier crítica de la televisión?”
“… el consumidor es ignorado en su naturaleza de persona y reducido a instrumento del furor de lucro, eufemísticamente objetivado como maximización del beneficio"
“Hoy la publicidad y la televisión (…) ha arrebolado el sistema en una aureola cultural tan omnímoda e incondicionalmente apologética que para sí la querrían las dictaduras, pero, además, a diferencia de éstas, sin que nadie tenga que ensuciarse las manos con la tinta roja del censor.”
(Hay que darse cuenta de) “hasta qué punto el carácter de fenómeno económico-industrial – si es que no incluso su propia naturaleza tecnológica – determina de modo férreo la realidad de la tele que hay, dejando en lo radicalmente imposible una tele ideal (bien educada, digna, culta, humana, benéfica, desinteresada, …)”
Rafael Sánchez Ferlosio: “Nadie puede con la bicha”, El País 24 y 25 de feb. 1993.